Europa: Guerra y Paz
Superviviente en
su época de las peripecias más insólitas, el mariscal Tito sugería actuar como
si la paz hubiera de ser eterna y prepararse para una guerra que pudiese
estallar al siguiente día.
Una sabia
recomendación que la Unión Europea parece recuperar en la coyuntura provocada
por la extensión de la crisis ucraniana y el rumbo errático impreso a la
política global por la nueva Administración estadounidense.
La instrucción
impartida desde Bruselas de almacenar suministros suficientes para
72 horas en caso de catástrofes naturales, pandemias y, sobre todo, ataques
militares, ha recordado a los ciudadanos del Viejo Continente un ominoso
escenario que habían olvidado después de ocho decenios de una tranquilidad sólo
perturbada por la guerra de los Balcanes tras la desaparición de Yugoslavia, y
el extraño embeleso del presidente Trump con el dictador ruso
refrescó la urgencia de construir una estructura defensiva autónoma, capaz de
enfrentar ¡incluso! al histórico socio trasatlántico, ahora impredecible.
La amenaza bélica volverá al pensum escolar y, como si las hostilidades en Ucrania no hubiesen propiciado ya el éxodo de varios millones de ciudadanos y un alza sensible en el costo de vida, Francia se ha apresurado a anunciar transferencias presupuestarias al sector armamentista en detrimento de la seguridad social.
Polonia habla de instalar armas atómicas y de incluir la obligatoriedad de refugios subterráneos en las nuevas viviendas y Dinamarca introduciría un servicio militar femenino de dos años. Y todo ello bajo el envoltorio del programa Preparación 2030, bautizado así asépticamente para aliviar el impacto mediático sobre una población que comienza a captar la magnitud del problema y exige respuestas a su burocracia para salir del embrollo en curso desde la invasión rusa de 2022.
Y, mientras tanto, como en sintonía con la recomendación del líder yugoslavo, se intenta continuar en la cotidianidad, con proyectos como la anunciada implantación en Gran Bretaña del Bosque Occidental de 2.500 hectáreas en los condados de Wiltshire, Gloucestershire, Somerset y Bristol, con la siembra de 20 millones de árboles al horizonte de mediados de siglo.Un auténtico
desafío, porque se trata del primer bosque nacional construido por los
británicos en los últimos treinta años, con el propósito de proteger la fauna
salvaje, regenerar los suelos, prevenir inundaciones, mitigar la crisis
climática y acercar aún más a la naturaleza a dos millones y medio de vecinos.
![]() |
Julia Mata |
Julia Mata, ecologista argentina, coordinadora de la organización, explica que uno de sus fondos provee recursos para la reintroducción de especies animales y otra facilidad amplía la superficie de pastizales para estimular la reproducción de caballos y bisontes, mediante iniciativas como las italianas Laguna del Re, en 180 hectáreas de la costa del Adriático al noreste de Foggia y el Collettivo Rewild Sicily, y 1.200 más de la inglesa Wild Ingleborough en la zona de Yorkshire Dales.
Y menciona también la francesa Riviéres Sauvages en Bourg-en Bresse; la reintroducción del esturión en el Atlántico por la Asociación de Pescadores Suecos y Pioneros de Nuestro Tiempo, en cien mil hectáreas del valle de Muga en los Pirineos españolesComo si apostando
al medio ambiente con buena voluntad pudiera asegurarse el porvenir y silenciar
las trompetas del apocalipsis.
Varsovia, marzo
de 2025.
Comentarios
Publicar un comentario
Gracias por seguirnos y comentarnos